martes, diciembre 22

profundicemos

Era una noche fría y húmeda. Los grillos cantaban sin parar. El mar tosía agresivamente. El viento azotaba las ramas de los árboles.

Y el sueño no lograba apoderarse de mí.

Así que decidí salir al tejado, fumarme un pitillo y comenzar a hacerme preguntas a mi misma. Siempre lo hacía cuando tenía noches de insomnio.

Primera pregunta: ¿Cómo te definirias a ti mismo?

Segunda: ¿Qué quieres ser en la vida?

Tercera: ¿Qué significado tiene la vida para ti?

Si fueras por la calle preguntando estas preguntas a la gente, la mayoría no sabría que decir.

Pero yo sí, creo que soy ya lo bastante persona como para saber ya ciertos valores.

Hice una pausa, respiré hondo, contemplé el mar y pensé detenidamente:

“Soy una persona abierta al mundo, lanzada a por nuevas situaciones que quizás son imposibles de controlar. Quiero ser alguien en estas cuatro paredes. Quiero volar, ser libre, ser un pájaro, vivir.

Y el final de todo esto, es la recompensa que decidas tener en tu largo camino”

Esa era mi contestación a las tres preguntas.

Siempre todo tiene un sentido, una razón y un fin.

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AF

Las cosas no se piensan, se hacen. Si esperas sentado a que te ocurran, estás perdido.